domingo, 20 de julio de 2008

El derecho a formar un Estado nacional propio. Una larga historia

1.- La realidad nacional catalana.

La nación catalana es formó a partir del siglo IX, a caballo del Pirineo. Inicialmente constituyó la marca o frontera entre el imperio franco y el árabe.

Ya desde su origen, Catalunya ha estado vinculada siempre a Europa. Desde si territorio inicial, el pueblo catalán avanzó frente al islam hasta llegar a Murcia y a las Islas Baleares y Pitiusas. En menos de un siglo, entre el 1148 y el 1245, Cataluña toma su configuración nacional.

El espacio nacional bajo la casa condal de Barcelona, se estructuró en tres grandes unidades internas: el Principado de Catalunya y los reinos de Valencia y Mallorca; entorno de los centros urbanos más grandes: Barcelona, Valencia, Ciudad de Mallorca y Perpiñán.

El pueblo catalán se ha constituido a lo largo de la historia, a partir de la confluencia, sobre los elementos autóctonos, de movimientos migratorios procedentes, en diversas épocas, de Occitania, Aragón, Murcia y Andalucía.

Catalunya y su conciencia nacional se basan en un proceso permanente de asimilación social, lingüística y cultural, de elementos heterogéneos dentro de una sociedad que ha demostrado una capacidad remarcable de evolución económica y de transformación social.


2.- La independencia de la nación catalana

En la memoria histórica del pueblo catalán, hay la conciencia de haber disfrutado durante 700 años de una independencia total y secular. Ya desde la Alta Edad Media, los condes de la casa de Barcelona se transforman en soberanos de hecho, por encima del conglomerado de condados catalanes y también en relación con los reyes y emperadores francos.

A partir del 1137, los condes de Barcelona son también reyes de Aragón, por unión dinástica. Y a partir de 1516 Catalunya-Aragón y Castilla tienen el mismo rey; también por una funesta unión dinástica que en realidad fue la anexión de Catalunya-Aragón por parte de Castilla. Por lo tanto, fue en 1516 que Castilla-España liquidó la independencia de Catalunya. Ya que sin un rey propio, dejó de existir el estado nacional catalán. En las monarquías absolutistas, solo la persona del rey encarnaba y representaba la independencia y soberanía de un estado.

A pesar de esta anexión, Catalunya continuó con un régimen constitucional y una autonomía importante. Conservó una administración, una jurisprudencia, una política fiscal, monetaria y económica, propias. Y en ocasiones, hasta unas relaciones internacionales propias.

Entre 1640 y 1652, Catalunya, con ayuda francesa, luchó por su independencia en la Guerra de Separación o "dels Segadors", contra España. El Tratado de los Pirineos del 1659 estableció la paz y el rey de España cedió al de Francia el norte de Catalunya, que todavía hoy está anexionado al Estado francés.

Portugal aprovechó que los españoles estaban muy ocupados en hacer la guerra contra Catalunya, para separarse de España, con la ayuda de la diplomacia inglesa.


3.- La época de sometimiento y de resistencia

A consecuencia de la guerra de Sucesión (1702-1714) se firmó el Tratado de Utrecht, por el cual la nación catalana se sometía a las leyes de España y su territorio quedó dividido con la cesión de Menorca a la corona británica.

Los intentos de España de centralizar su estado, de corte castellano, chocaron sistemáticamente con la oposición de los diversos sectores sociales y políticos del pueblo catalán. Ya en el 1769 representantes catalanes presentaron al rey español un memorial de denuncia del trato colonial que se daba a Catalunya. Se reivindicaba el idioma, la economía y la administración propias. Durante la Revolución Francesa, Robespierre en persona visitó Catalunya, a fin de ganarla para su causa. Entró en Barcelona llevando en una carpeta la "Constitución de Catalunya" ya redactada; no le hicieron caso. Napoleón Bonaparte quiso fundar un gobierno catalán títere, no independiente ni soberano, que le ayudase en su guerra contra España; fracasó.

Desde la segunda mitad del siglo XVIII, Catalunya está presente en el desarrollo industrial europeo. Esto hace incrementar todavía más las diferencias socio-económicas entre Catalunya y España.

Al final del primer tercio del siglo XIX, surge el movimiento cultural catalán, la "Renaixença". Es paralelo a los movimientos de resurgimiento nacional característicos en aquellos años en muchos sitios de Europa.

El 5 de Marzo de 1873 es proclamado el Estado Catalán, dura dos días y es aplastado por la fuerza.

Después de otros intentos de reivindicación de la soberanía nacional de Catalunya, el 1892 la asamblea de la Unión Catalanista aprueba las Bases de Manresa; un proyecto de constitución catalana.

En la I Guerra Mundial, 18.000 voluntarios catalanes (no ciudadanos franceses) lucharon al lado de Francia, muchos de los cuales murieron en el frente contra Alemania. A pesar de esto, los derechos de nuestra infortunada nación fueron pasados por alto, una vez más, por la Sociedad de Naciones. El 1914 se fundó la Mancomunidad de Catalunya. Institución administrativa que hizo una gran obra de cohesión nacional catalana, especialmente lingüística, cultural y de infraestructuras. El 1919 la Mancomunidad presentó al gobierno español un proyecto de estatuto de autonomía que la situación política y finalmente la dictadura de Primo de Rivera la frustraron.

Las elecciones municipales del 1931 fueron ganadas por las candidaturas nacionalistas catalanas y republicanas. Hicieron posible que el 14 de Abril de 1931 Francesc Macià proclamase la República Catalana, que días más tarde se transformaría en Generalidad de Catalunya, después de negociaciones con el gobierno provisional republicano español.


La Generalidad elaboró un proyecto de estatuto de autonomía (Estatuto de Nuria) aprobado en referéndum por una amplísima mayoría de catalanes. Pero los poderes del proyecto de estatuto son notablemente reducidos, recortados, durante el proceso de discusión. Por fin, lo que queda, una autonomía muy limitada, es aprobada por las cortes españolas el 1932.

En la guerra 1936-1939, 150.000 jóvenes catalanes murieron para erradicar el fascismo y asegurar la subsistencia de la democracia.

La cuestión catalana ha sido la causa principal de todo el malestar y de los disturbios políticos acaecidos en el Estado español, en los tres últimos siglos.


4.- El intento de exterminio de la Nación Catalana

El sistema democrático y republicano establecido el 1931, después de tres años de guerra, 1936-1939, queda suprimido por el general Franco, tras el triunfo de su rebelión militar. La razón más importante que Franco alegó, para justificar su rebelión, fue el sometimiento de Catalunya, Euskadi y Galicia. Es decir, obligarlas a ser españolas, contra su voluntad.

Bajo la autocracia franquista, el pueblo catalán sufre una represión feroz en todos los aspectos de la vida social y colectiva. Cuando Francia fue ocupada por los alemanes, el presidente de Catalunya, Lluís Companys i Jover, exiliado en Bretaña, es detenido por el Abwehr, el servicio de información militar alemán, a petición de Franco. Tras ser interrogado y torturado en Madrid, fue conducido a Barcelona. Companys fue sometido a un juicio-farsa y condenado a muerte por un tribunal militar español. La mayoría de dirigentes políticos, sindicales incluso intelectuales que no se exiliaron, fueron detenidos y asesinados en el tristemente célebre Camp de la Bota. Falangistas, monárquicos y guardia civiles componían los pelotones de fusilamiento.

La mayor parte de la intelectualidad catalana se ha de exiliar a México, Argentina, Estados Unidos, Venezuela, etc. España prohíbe y reprime el uso público de la lengua catalana, en Catalunya. En las universidades y centros de enseñanza pública y privada, Franco impone la españolización obligatoria, introduce la versión de la historia de España de los vencedores.

El pueblo catalán, durante 40 años de dictadura franquista, sufre la falta de libertades democráticas, elementales, y la persecución de su identidad nacional.


5.- Los últimos años

La muerte de Franco y la creciente oposición, hacen que en 1970 se habrá el camino hacia la recuperación de las libertades. Las negociaciones entre representantes catalanes y españoles, dio lugar a la Constitución española de 1978 que ha permitido las actuales autonomías de la Catalunya Central, la Catalunya del Sur (País Valenciano) y la Catalunya Insular (Islas Baleares y Pitiusas).

A pesar de tener diversas deficiencias des del punto de vista nacional, estas autonomías fueron aceptadas por la mayor parte del pueblo catalán. Pero hay que decir que esperaba una interpretación de los textos constitucionales, más a tono con los derechos de la Nación Catalana.

El 12 de diciembre de 1989 el Parlamento de la Catalunya Central aprobó, sin un solo voto en contra, que la nación catalana tiene derecho a la autodeterminación. En agosto de 1993, unos 20 nacionalistas catalanes se pudrían en las cárceles españolas, acusados de cometer actos terroristas.

El Estado español actual, bajo una apariencia democrática con que se ha dotado, es un estado policial y militar, que practica la tortura a los detenidos. Tiene en sus cárceles a presos políticos independentistas. Mientras el problema catalán no es resuelto satisfactoriamente, con la restauración de la independencia nacional, nunca habrá auténtica paz en el Estado español.

Los puntos básicos de las aspiraciones de Catalunya no cambian con la existencia en España de un régimen más o menos liberal; ni tampoco con un grado menor o mayor de persecución.

Catalunya es maltratada por España, sea cual sea su régimen político; por dictaduras civiles y militares, monarquías absolutistas y parlamentarias, por repúblicas, por regentes, por gobiernos provisionales... La muerte de Franco no significó, por si sola, la solución del problema catalán. Como tampoco lo significaría si ahora fuera derrocada la monarquía borbónica y en su lugar se instaurase una república española. Con la eliminación de Franco, se liberó Catalunya del fascismo, pero no del dominio español.

Hay gente que comete el error de creer que el problema catalán es meramente un problema interno español. Hay una tendencia a clasificar la cuestión catalana entre los problemas internos de España, es una equivocación.

El litigio hispano-catalán, como cualquier otro problema entre nación oprimida y nación opresora, siempre ha sido un pleito de naturaleza internacional. En definitiva no es un problema español, sino europeo.

Considerar la cuestión catalana entre los problemas internos del Estado español, es designar al opresor de Catalunya único juez y jurado en una causa en que el juez es parte. Ni Catalunya ni ninguna otra nación dominada, no puede esperar justicia de su propio verdugo.

Tal como la historia demuestra, ni una España liberal y democrática no es capaz de resolver el problema nacional catalán. La unidad política del Estado español, con referencia a Catalunya, es un mero accidente histórico, desgraciado, contingente; que naturalmente todavía se puede solucionar con la libertad de toda Cataluña, con un estado nacional propio. La anexión de Catalunya por parte de Castilla, en 1516, fue el resultado del expansionismo militarista castellano, que se ha perpetuado hasta nuestros días, en mala hora.

España no sólo ataca la unidad de la lengua catalana, sino que también ataca la unidad de su territorio histórico y lingüístico.

1 comentario:

isabanewmexico@coac.net dijo...

Considero importantísima la información de que en 1769, ya se expuso al Rey el trato "colonial" dado a Catalunya.
¿Sabe alguien la procedencia (o tiene el soporte) de esta información?
Gracias
Josep