lunes, 23 de junio de 2008

Un poco de historia de España hasta los reyes católicos



La península ibérica en la Edad Media: los primeros núcleos de resistencia cristiana

Tras la rápida conquista musulmana de la mayor parte de la Península, en las montañas del norte se comenzaron a organizar núcleos de resistencia cristianos. Hasta el siglo X, estos núcleos simplemente resistieron u ocuparon zonas despobladas como el norte de la cuenca del Duero. La hegemonía en ese período está en manos de Al-Andalus.


El núcleo asturiano

En el 722 un noble visigodo, Pelayo, y los indígenas astures derrotan en Covadonga a un ejército expedicionario musulmán. A partir de ese momento comienza a organizarse el reino de Asturias. Alfonso I (739 – 757), asume la herencia visigoda del “Fuero Juzgo” y otros elementos políticos. La emigración de la población visigodo-hispano romana hacia el norte refuerza esta continuidad. Alfonso II (791 – 842) establece la capital en Oviedo, durante este reinado se descubre la tumba de Santiago, origen de gran peregrinación. Alfonso III (866 – 910) lleva la frontera hasta la línea del río Duero, ocupando la cuenca norte (tierra de nadie). Se escriben varias crónicas que refuerzan la idea de continuidad del reino Astur-leonés y el reino visigodo. A su muerte se traslada la capital a León.


El núcleo navarro

La zona pirenaica occidental se hallaba entre el estado franco y Al-Ándalus. Tras diversos acontecimientos (Batalla de Roncesvalles) se impuso la dinastía Íñiga en lo que se denominó reino de Pamplona. El núcleo navarro llegó a su apogeo con Sandro III el Mayor, rey de Navarra entre los años 1000 y 1035. Extendió su poder a Aragón y Castilla y fue el monarca más poderoso de los reinos cristianos de la Península Ibérica en el S XI.


El núcleo aragonés

Zonas de débil poblamiento en el Pirineo catalán, bajo la influencia primero de los Carolingios y después de los navarros; escasos avances en la reconquista ante el potente núcleo musulmán en torno al valle del Ebro.


El núcleo catalán

En la zona del norte de la actual Cataluña, el reino franco carolingio estableció la Marca Hispánica. Organizado en condados, pronto el condado de Barcelona predominó sobre los demás, Vifredo el Velloso reconquistó algunos territorios e inició un proceso de independencia respecto al debilitado reino franco. Ya en el S X los sucesores de Vifredo el Velloso dejaron de prestar homenaje feudal al monarca francés. El condado de Barcelona pasó a ser un ente político independiente.




PRINCIPALES ETAPAS DE LA RECONQUISTA

Se ha venido en denominar Reconquista al período de la historia de la Península Ibérica comprendido entre los años 718 (fecha probable de la rebelión de Pelayo) y 1492 (final del reino de Granada). Durante este largo período, reinos cristianos y musulmanes coexistieron y lucharon en el territorio peninsular.

El término es muy discutible. Pese a los esfuerzos de algunos de los reinos cristianos por presentarse como "sucesores" de los visiogodos, los reinos que "reconquistaron" la península nacieron con posterioridad a la invasión islámica . No obstante, la expresión se utiliza ampliamente entre los historiadores, tanto en España como en el extranjero, para designar este período histórico.

Podemos distinguir diversas fases:

Primera etapa (siglos VIII-X)

Desde las primeras escaramuzas de importancia, como la victoria cristiana en Covadonga (722) se abre un largo período en el que los núcleos cristianos del norte consolidan su territorio y avanzan tímidamente hacia el sur. El reino asturiano alcanzó la línea del Duero en el año 910. Esto llevó a que Ordoño II (914-924) trasladara a León el centro político del reino. A partir de entonces se comienza a hablar de reino astur-leonés, y después de reino de León.

Segunda etapa (siglos XI y primera mitad del XII)

Aprovechando la debilidad musulmana tras el fin del Califato y la disgregación de los Reinos Taifas, León y Castilla rebasan la Cordillera Central y ocupan la cuenca del Tajo. Toledo se reconquista en 1085. La ocupación del reino de Toledo significó la incorporación a su reino del territorio situado entre el Sistema Central y el río Tajo.

Tras el freno impuesto a la reconquista por la invasión almohade, el avance hacia el sur se reactivo en los reinos orientales cuando Alfonso I de Aragón reconquistó Zaragoza en 1118 y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, conquistó Tortosa (1148) y Lérida (1149). Mientras Portugal conquistaba Lisboa en el 1147.

Tercera etapa (fines del siglo XII y principios del XIII)

Tras la interrupción del avance con la llegada de los almohades, poco a poco Castilla-León consiguió dominar el valle del Guadiana y de los pasos de Sierra Morena. Ese proceso culminó con la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), que abrió definitivamente el avance cristiano hacia el valle del Guadalquivir y Valencia.

Cuarta etapa (siglo XIII)

Rápida ocupación del valle del Guadalquivir (Córdoba, Sevilla) por Fernando III el Santo (1252) y de Valencia y las Baleares por Jaime I el Conquistador (1276). Quedará el reducto musulmán de Granada hasta 1492.

La compleja historia política de los reinos cristianos peninsulares

Al avanzar la reconquista Castilla se independizó de León (siglo X, con el conde Fernán González), Portugal de Galicia y Aragón se expandió hacia el sur. Posteriormente Castilla absorbería a Asturias, a León, a Galicia y parte del Reino de Navarra. Aragón absorbió al condado de Barcelona y al Reino de Valencia (a principios del siglo XII, Petronila de Aragón contrajo matrimonio con Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, y el hijo de ambos Alfonso II fue el primer monarca en heredar los títulos de rey de Aragón y conde de Barcelona) A partir de ese momento la unión de estos dos territorios se conoció como la Corona de Aragón.

Portugal se constituyó como reino independiente en el siglo XII.

Al final de la Edad Media, la península estaba repartida en cuatro reinos cristianos: Castilla, Aragón, Navarra y Portugal y el reino musulmán de Granada.


MODELOS DE REPOBLACIÓN Y ORGANIZACIÓN SOCIAL

Posteriormente a la conquista tiene lugar el proceso de repoblación: la ocupación efectiva y su puesta en explotación económica de los territorios conquistados.

Distinguimos diferentes tipos en las diversas fases de la reconquista:

Presura o Aprisio, en la repoblación del valle del Duero o de la plana de Vic (zonas casi desérticas)

Los campesinos, a veces pero no siempre dirigidos por un noble o un clérigo, ocupan de forma libre la tierra. El rey sanciona posteriormente la legalidad de la propiedad.

Esta repoblación genera una sociedad de campesinos libres basada en la pequeña propiedad. Estos campesinos se halla comprometidos en la defensa militar de la tierra conquistada (campesinos-villanos castellanos)


Repoblación concejil, en los valles del Ebro y el Tajo.

La repoblación se basa en la creación de concejos y ciudades con su alfoz, a las que se les dota de Fueros o Cartas Pueblas. Estos fueros otorgan libertades y privilegios a sus habitantes para atraer a la población a una zona peligrosa de frontera. La caballería villana queda encargada de la defensa y se configura como el grupo social hegemónico en los nuevos núcleos de población.

Esta repoblación fue dirigida por el rey y configura una sociedad basada en la mediana propiedad.

En las zonas como Toledo o Zaragoza, la abundante población musulmana fue expulsada al campo o a las zonas de los arrabales de las urbes.

Repoblación de los valles altos del Júcar-Turia y el Guadiana:

La repoblación se basó en encomiendas a las grandes Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa (Aragón).

Esta repoblación creó una zona caracterizada por los grandes latifundios ganaderos jalonados de fortalezas para la defensa del territorio de frontera.

Repoblación de Extremadura, valle del Guadalquivir y fachada levantina:repoblación por repartimientos.

Organizacion social

Los reyes otorgaron grandes territorios a los nobles y soldados que participaron en la conquista militar: donadíos (grandes latifundios en manos de la gran nobleza) o heredamientos (propiedades más pequeñas)

El nuevo tipo de estructura agraria se basó en la gran propiedad.

En las ciudades se organizaron concejos.

La mayor parte de los musulmanes tendieron a huir al reino de Granada. En los regadíos levantinos, sin embargo, muchos permanecieron trabajando para la nobleza cristiana.

En Baleares, hubo repartimientos entre la nobleza, siendo la población musulmana diezmada o expulsada.

Pese a estos diferentes modelos de repoblación, el modelo de sociedad feudal se consolidó a lo largo de toda la península con sus instituciones típicas como el vasallaje, el señorío territorial y señoría jurisdiccional.

Sociedad jerarquizada organizada en estamentos:

Nobleza (los que guerrean). Grandes propietarios de la tierra (señorío territorial y señoría jurisdiccional). Grupo privilegiado pero heterogéneo (alta nobleza, hidalgos, caballeros villanos)

Clero (los que oran). También poseen tierra y señoríos. También es un estamento heterogéneo (Alto y bajo clero)

Campesinado (los que trabajan). Normalmente no son propietarios y están sujetos a la dependencia de sus señores (derechos señoriales).

Desde el siglo XI, el desarrollo urbano propiciará el desarrollo de las ciudades y de un nuevo grupo social: la burguesía. Aunque perteneciente al grupo no privilegiado (pagan impuestos) consiguieron una cierta autonomía en el gobierno de las urbes (concejos) y participación en Cortes.

También nos encontramos con minorías religiosas y étnicas marginadas: los judíos, mayoritariamente urbanos, y los mudéjares, que viven preferentemente en el campo.

A destacar a fines de la edad media en el reino de castilla de la existencia de dos noblezas, la antigua que viene desde la alta edad media, y la nueva que es creada como consecuencia de los repartos hechos por la monarquia de los Trastamaras


UNA CULTURA PLURAL: MUSULMANES, JUDÍOS Y CRISTIANOS

Durante la Edad Media, a la vez que la guerra y el enfrentamiento, tuvo lugar la coexistencia y la fusión entre las tres culturas y religiones presentes en la península: la cristiana, la musulmana y la judía.

Hasta el siglo X, la España islámica fue culturalmente muy superior a los reinos cristianos. Sólo los monasterios, como el de Ripoll o Sahagún, preservaron y trasmitieron la cultura mediante la copia y conservación de libros.

En el siglo IX tuvo lugar un hecho clave: el descubrimento de los restos del apóstol Santiago. Nació así la Ruta Jacobea de peregrinación. El Camino de Santiago se convirtió en una ruta clave en la difusión cultural. Llegaron modelos literarios, como los cantares de gesta, y estilos artísticos, como el románico y el gótico. La influencia cultural también tuvo lugar en sentido contrario y las aportaciones culturales de los reinos cristianos hispanos y la influencia de la cultura hispanomusulmana llegaron al resto de Europa.

A partir del siglo XI se inicia un fuerte desarrollo cultural paralelo a la formación de las lenguas romances: castellano (Cantar del Mio Cid, 1207), gallego, portugués, catalán-valenciano. En el s. XIII aparecieron las Universidades (Salamanca, 1218).

El puente cultural entre mundo islámico y cristiandad fue la prestigiosa Escuela de Traductores de Toledo que alcanzó su apogeo con Alfonso X el Sabio (s. XIII). Allí colaboraron cristianos, musulmanes y judíos que traducían del árabe al latín y, luego, directamente al castellano. La Escuela fue muy importante en la difusión en la península y Europea de las obras científicas, filosóficas y literarias de griegos, romanos y orientales


LOS REYES CATÓLICOS: LA UNIDAD DINASTICA

En 1469 tuvo lugar el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Ambos pertenecían a las familias reinantes en Castilla y Aragón, donde reinaban diferentes ramas de la dinastía Trastámara.

Tras morir Enrique IV estalló la guerra civil en Castilla. La hermana, Isabel de Castilla, que contaba con el apoyo de Aragón, y la presunta hija, Juana "la Beltraneja", apoyada por Portugal, se enfrentaron en un conflicto que culminó con la batalla de Toro en 1476 y la paz de Alcaçovas con Portugal en 1479. Isabel I era reconocida como reina de Castilla.

Ese mismo año de 1479, Fernando I era coronado rey de Aragón. Culminaba la unión dinástica entre los dos reinos más poderosos de la península. Los nuevos reyes se aprestaron a conseguir la unión peninsular bajo su corona.

En enero de 1492 culminó la conquista del reino nazarí de Granada. Acababa así la Reconquista y la presencia musulmana en la península.

Con Portugal, las ya conocidos como Reyes Católicos, intentaron infructuosamente la unión matrimonial.

Finalmente, tras morir Isabel, Fernando el Católico conquistó Navarra en 1502. En 1515 se declaró la unidad de Navarra a Castilla.

Antes, en 1495, Aragón había recuperado de Francia los territorios ultrapirenaicos del Rosellón y la Cerdaña, y, en 1496, Castilla concluyó la conquista de Canarias.

Había concluido el proceso de unificación de España. La unión era, sin embargo, una unión dinástica. Bajo los mismos monarcas, los distintos reinos siguieron manteniendo diferentes leyes e instituciones.


LOS REYES CATÓLICOS: LA INTEGRACIÓN DE CANARIAS Y LA APROXIMACIÓN A PORTUGAL

La Corona de Castilla y Portugal fueron rivales sobre los derechos de conquista de las islas Canarias. Finalmente, en 1479, Portugal renunció a las islas por el Tratado de Alcaçovas.

En 1478, los Reyes Católicos ordenaron la conquista de Gran Canaria. En 1493 fue anexionada la isla de La Palma, y la unión a Castilla concluyó en 1496 con la conquista de Tenerife.

El proceso de conquista fue muy similar al que luego se aplicó en América. Fue llevado a cabo por particulares que firmaban contratos, capitulaciones, con la Corona.

La población indígena, los guanches, con un nivel de desarrollo económico y cultural muy bajo, fueron pronto exterminados. El contagio de enfermedades procedentes de Europa fue la clave del desastre demográfico.

Los conquistadores, sobre todo andaluces y extremeños, esclavizaron a la menguante población indígena, pese a las prohibiciones legales de los reyes castellanos y el Papa. Ante su desaparición paulatina, comenzaron a importar esclavos de la costa africana.

El azúcar se convirtió en la principal fuente de riqueza.

La estructura administrativa se copió de la castellana con un Capitán General al frente del archipiélago y dos Adelantados en Tenerife y Gran Canaria.

Cristóbal Colón hizo escala en Gran Canaria, y luego zarpó de la isla de La Gomera en el viaje de descubrimiento de 1492.

Con respecto a Portugal, los Reyes Católicos utilizaron la política matrimonial de forma sistemática como un instrumento de la política exterior:

En 1490, casaron a su hija Isabel con el príncipe Alfonso de Portugal, hijo primogénito del rey Juan II.


La muerte de Alfonso en 1495 dejó como heredero a su hermano Manuel el Afortunado. En 1497, Manuel se casó con Isabel, viuda de su hermano Alfonso.

Cuando Isabel murió, en el año 1500, la infanta María, hija también de los Reyes Católicos, ocupó su lugar como esposa de Manuel.

Pese a que esta política matrimonial no dio resultado inmediato, posteriormente en virtud de esta compleja red de relaciones familiares, Felipe II reclamó con éxito en 1580 el trono de Portugal, al morir sin descendencia el rey Sebastián.


LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO: INSTITUCIONES DE GOBIERNO

Con los Reyes Católicos protagonizaron una gran labor de fortalecimiento del poder de los monarcas. La tarea, iniciada durante los años de la guerra civil en Castilla, continuó a lo largo de todo su reinado. Isabel y Fernando pusieron fin al conflicto entre poder nobiliar y poder real que había caracterizado a la Baja Edad Media. Con los Reyes Católicos la autoridad de los monarcas fue restaurada y se consolidaron las instituciones de gobierno y la hacienda pública.

La reorganización del sistema de Hacienda fue una primera y necesaria medida de los monarcas. Adoptada en las Cortes de Toledo de 1480, se revisaron las mercedes (concesiones a los nobles) efectuadas durante el reinado de Enrique IV. Esta medida, que perjudicó esencialmente a los nobles que habían apoyado a Juana "la Beltraneja", permitió a los monarcas rescatar más de la mitad de sus rentas

En 1476, en las Cortes reunidas en Madrigal de las Altas Torres, se aprobó la constitución de la Santa Hermandad. Organismo policial y judicial, que ejercía también una importante labor en la recaudación de impuestos. La Santa Hermandad fue clave en la restauración de la paz y el orden en el reino.

En 1480 se reorganizó el Consejo Real, dando el papel central a los letrados, salidos de las Universidades con sólida formación jurídica. Los nobles quedaron relegados a un papel meramente consultivo.

El poder real también se reforzó en el ámbito local con la generalización de los corregidores. Delegados del poder de los monarcas en villas y ciudades, presidían los ayuntamientos y tenían funciones judiciales y policiales.

Otras medidas importantes fueron el control real de las Órdenes Militares (Santiago, Calatrava, Alcántara) y el fortalecimiento de la administración de la justicia, con dos Reales Chancillerías, sitas en Valladolid y Granada.

En la Corona de Aragón, debido a su tradición política "pactista" el poder monárquico tuvo muchas más dificultades en fortalecerse. No obstante, el poder de los lugartenientes generales, importantes por las frecuentes ausencias de Fernando I, fueron reforzados.


LA PROYECCIÓN EXTERIOR: POLÍTICA ITALIANA Y NORTEAFRICANA

Mientras Castilla se lanzaba a la expansión atlántica y americana, los Reyes Católicos llevaron a cabo en Italia una política claramente heredera de la que había aplicado durante siglos la Corona de Aragón: enfrentamiento con Francia por el predominio en la península italiana.

Cerdeña y Sicilia estaban integradas en la Corona de Aragón y en Nápoles reinaba una rama bastarda de Alfonso V el Magnánimo. En un primer momento, Fernando el Católico y el monarca francés, Carlos VIII, buscaron una solución pactada. Fruto de esta actitud fue el Tratado de Barcelona (1493) por el que Aragón recuperaba el Rosellón y la Cerdaña. La ruptura, sin embargo, vino cuando Carlos VIII conquistó Nápoles en 1495. La reacción española fue inmediata y se enviaron tropas comandadas por un noble castellano, Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido como el Gran Capitán. Tras una larga y compleja campaña militar, las tropas españolas incorporaron a la monarquía el reino de Nápoles en 1505. España se convertía en una gran potencia europea.

En el norte de África, los castellanos, enardecidos por la conquista de Granada, practicaron una política expansionista que buscaba neutralizar a los piratas berberiscos apoyados por la gran potencia del Mediterráneo oriental, el Imperio Turco. La conquista de Melilla (1497) y de Orán (1509), junto al establecimiento de protectorados en Bujía, Trípoli y Argel, parecía adelantar la conquista española del Magreb. Sin embargo, la derrota en las islas de Gelves frustró el sueño expansionista. La monarquía hispánica mantuvo algunas plazas fuertes en el norte de África pero no consiguió acabar con la piratería berberisca.

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