jueves, 31 de julio de 2008

Dependencia o independencia de Catalunya

15 Oct 2007.

ALFONS LÓPEZ TENA

Tras treinta años de democracia estable, sólidamente anclados en la Unión Europea y el euro, impensables los golpes de Estado, integrados en la globalización y prósperos, es hora de hacer balance sobre si le conviene a Catalunya seguir en España.

Salvo efusiones líricas, amenazas gonadales y acusaciones de delirio psiquiátrico (idénticas a las practicadas por la dictadura soviética), no se oye en España argumento alguno que justifique la dependencia de Catalunya. Los unionistas catalanes, salvo una cierta apelación a la resignación y la rutina, tampoco razonan, incluso recurren crecientemente al escarnio y la amenaza, aquí más próximos a los usos de la dictadura maoísta.

Es normal esta afasia, que se intenta ocultar bajo abundantes bramidos, pues el fundamento económico de la conveniencia de pertenecer a España ha desaparecido. Ya no es el Estado español quien tiene moneda y determina los tipos de cambio, los tipos de interés y los aranceles de importación y exportación. Ya no hay mercado español, lo ha absorbido el único europeo, y es Bruselas quien toma esas decisiones y se abre a la globalización, con el resultado inevitable de la disminución de la importancia relativa del antiguo mercado protegido: hoy Catalunya vende al resto del Estado menos del 40% de su producción, e importa de allí menos del 35%. A Catalunya la dependencia ya no le es compensada por el acceso privilegiado al mercado español, que además se ha convertido en arriesgado por ser el único en que los productos catalanes son boicoteados por el hecho de serlo (práctica del 21% de los madrileños, según ABC).

Sólo le queda a España un mecanismo de actuación económica, la inversión pública, y los datos y hechos son elocuentes: tras décadas de detraer cada año el 10% del PIB catalán sin invertir en Catalunya (19.200 millones de euros el 2005), se desploman los servicios públicos que gestiona España y llevan su E: RENFE, AENA, REE, ENDESA, etc. ¿Qué reciben los catalanes a cambio del expolio fiscal? Ni siquiera la transparencia, pues los balances fiscales, públicos en la Unión Europea, Alemania o Reino Unido, los ocultan en España tanto los gobiernos del PP como los del PSOE. ¿Qué esconden?

Tampoco a la hora de comprar empresas españolas es una ventaja estar en España, pues la toma de control catalana es bloqueada de una u otra manera, y contra ella se blande la Constitución y la xenofobia, que no se invoca frente a OPAs alemanas o italianas.

Al expolio del Estado y la explotación monopolística de los servicios públicos privatizados se añade la penuria de la Generalitat. Baste un dato: tras treinta años de autonomía, y para 7,5 millones de habitantes, el presupuesto catalán es de 32.000 millones de euros. Tras ocho años de autonomía, y para 5 millones de habitantes, el presupuesto escocés es de 46.000 millones de euros. Escocia en ocho años ha conseguido el doble por habitante de lo conseguido por Catalunya en treinta.

Mal negocio es hoy España para Catalunya: privada de política fiscal, crónicamente objeto de desinversión pública, discriminada hasta en tratados internacionales (esos que firma el Estado español prohibiendo que utilicen el aeropuerto de Barcelona los aviones desde o hacia Toronto, Miami, México, Bangkok, Kuala Lumpur, etc.), boicoteados sus productos, rechazados sus compradores como extranjeros hostiles, ¿a quién le interesa continuar la dependencia? ¿Alguien podría explicar alguna ventaja comparativa de la dependencia respecto a la independencia? (si puede ser, sin insultar).
El problema de Catalunya se llama España, que se dedica, mediante el aparato del Estado que los catalanes pagan, a bloquear todos sus proyectos: ni conexión ferroviaria del puerto con Europa, ni servicios públicos que funcionen, ni inversiones en infraestructuras, ni TGV a Europa, ni toma de control de empresas españolas, ni aeropuerto intercontinental, ni nada de nada.

Ya están conseguidos los objetivos modernizadores comunes a catalanes y españoles, España ya es democrática y europea, pero tan adversa a la diversidad como siempre, no se concibe como plurinacional sino como unitaria, y percibe a los ‘diferentes’ no como un activo a promover sino como una molestia a eliminar. Proclama que Catalunya es España, pero piensa y actúa que Catalunya es de España. Una posesión.

Intentamos de buena fe una corrección del expolio fiscal, el dominio político y la discriminación económica y cultural. Tendimos la mano para sólo recibir insultos, boicots y engaños, y un Estatuto que no se aplica ni cumple, pues este Gobierno español, como los anteriores, no tiene por qué cumplir la ley cuando afecta a Catalunya. No pasa nada, ya lo avalarán como siempre los Tribunales Supremo y Constitucional, que para eso los nombran el PP y el PSOE.
Se equivocan: bloqueada bajo España, maltratada en España, insultada por España, harta de España, a Catalunya sólo le queda un camino: la independencia.

España tiene mucho a ganar con un Estado catalán, perdería un miembro descontento y problemático pero ganaría un buen vecino y amigo, y podría superar los bloqueos que sufren las libertades y la democracia por causa de una estructura institucional concebida y practicada para asegurar el dominio de una mayoría nacional española sobre las minorías nacionales. Como ya advirtió Burke, es ese dominio la causa de las mayores corrupciones del orden constitucional.
Dijo Azaña que para mantener España unida había que bombardear Barcelona cada cincuenta años, método que calificaba de bárbaro pero efectivo. Los bombardeos ya no son posibles, y España no ha aprendido en su lugar el método de ganar la adhesión cordial e interesada de los catalanes. En el fondo, tanto da. Se ponga como se ponga, la independencia de Catalunya es ineluctable e inevitable. Mene Tequel Parsin. Ha empezado la cuenta atrás.

Alfons López Tena es vocal del Consejo General del Poder Judicial.


http://blogs.publico.es/dominiopublico/53/dependencia-o-independencia-de-catalunya/

domingo, 20 de julio de 2008

La Nación Catalana

Catalunya tiene las siguientes regiones históricas:

  1. La Catalunya del Norte (administrada y ocupada por Francia).
  2. La Catalunya Central (o Principado de Catalunya, con la Franja de Poniente, bajo administración aragonesa).
  3. La Catalunya del Sur (o País Valenciano).
  4. La Catalunya Insular (o Islas Baleares y Pitiusas).
  5. El Estado de Andorra.

Son regiones que comparten una sola identidad nacional, caracterizada por la misma lengua, la catalana, la cultura y el marco geográfico.

El pueblo catalán, con una conciencia colectiva común, aspira a continuar siendo protagonista de su propia historia. Esto significa la recuperación de su reunificación, independencia y soberanía. Es decir, restablecer su estado nacional, que ha de englobar todo el espacio territorial catalán; de Salses hasta Orihuela y de Fraga hasta Mahón.

La nación catalana tiene derecho a la autodeterminación. A ejercerla cuando libremente la considere oportuna. La autodeterminación de Catalunya la han de decidir los diez millones de catalanes, no todos los habitantes del Estado español.

La nación catalana tiene derecho a recuperar su independencia, dentro de su integridad territorial. Tiene derecho a dotarse de las instituciones políticas, propias de un estado independiente, libre y soberano.

La constitución del estado nacional catalán se iniciará cuando lo decida toda la nación catalana, por iniciativa una o más de sus regiones.

Afirmamos el derecho de los hombres y mujeres de la nación catalana y de sus organizaciones, a seguir trabajando para la reconstrucción de la unidad nacional.

Catalunya se ha de dotar de las instituciones propias de un estado independiente, libre y soberano.

Catalunya ha de poder establecer libremente sus relaciones internacionales y ha de participar en la construcción de ámbitos políticos más amplios y de un mundo más justo y solidario.

Catalunya ha de ser miembro de las organizaciones del sistema de las Naciones Unidas, de la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa; así como del resto de organizaciones intergubernamentales mundiales y regionales.

Catalunya ha de formar parte de la Comunidad Europea, con los mismos derechos y deberes que el resto de estados miembros. Y todos los estados europeos han de evolucionar hasta la consecución de la unión política y económica.

Catalunya ha de establecer unas nuevas relaciones con el resto de naciones que configuran el Estado español. Sobre la base de la igualdad y el reconocimiento de las respectivas soberanías; y con la voluntad de cooperación.

Catalunya ha de ejercer los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, sin más limitaciones que las derivadas de la libre pertenencia a instancias internacionales. Catalunya ha de organizar su propio modelo de administración.

Catalunya ha de recaudar sus impuestos y disponer de sus recursos financieros, en el marco del proceso europeo de integración económica. Y ha de ejercer, con libertad, la solidaridad para con las otras naciones.

Catalunya ha de regular el marco de actuación de los agentes económicos y de sus relaciones. Y ha de decidir el diseño de la política económica, demográfica, laboral y social.

Catalunya ha de regular el régimen de la sanidad y de la seguridad social; y si financiamiento adecuado, con el fin de garantizar el bienestar social de todos sus ciudadanos.

Catalunya se ha de dotar de un ejército nacional, regular, profesional y permanente. El ejército catalán asegurará la defensa del territorio y la seguridad interior, cuando los Mossos d'Esquadra no den abasto; bajo la primacía del poder civil en tiempo de paz. Ha de contribuir a una nueva estrategia de paz y seguridad europea y mundial, en el marco de las Naciones Unidas.

Catalunya ha de estar en condiciones de conjurar cualquier agresión militar o demográfica. En tiempo de paz tendrá un ejército mínimo de 100.000 soldados, en filas. En guerra, todos los catalanes y catalanas de 18 a 45 años podrán ser movilizados.

Catalunya ha de restablecer la institución milenaria del somatén (protección civil armada), como una gran reserva estratégica del ejército y de los Mossos d'Esquadra (la policía catalana). Catalunya se ha de dotar de un servicio de policía integral, el de los Mossos d'Esquadra, con plenas competencias y debidamente ampliado.

Catalunya ha de delimitar el uso y la ordenación de su territorio. Ha de proteger y restaurar el medio ambiente y el paisaje. Ha de fomentar un modelo de desarrollo autosostenible y armónico para con la naturaleza.

El catalán será el único idioma nacional y oficial en toda Catalunya. El inglés será el único idioma de las relaciones internacionales. Tanto el catalán como el inglés serán de enseñanza obligatoria en la escuela pública y privada de Catalunya. En Catalunya, la lengua española siempre será extranjera, independientemente de si se habla mucho o poco.

Las instituciones de gobierno han de asegurar la primacía social, en todos los usos públicos, del idioma catalán. Catalunya ha de garantizar el respeto de los derechos lingüísticos personales, referentes a otras lenguas usadas en su territorio. El occitano continuará siendo la lengua oficial del Valle de Arán.

Catalunya ha de fomentar el desarrollo de su identidad cultural y ha de participar en la elaboración de la política cultural europea. Ha de desarrollar, también, una política científica y de investigación tecnológica, de acuerdo con sus prioridades.

Catalunya ha de determinar su modelo educativo, de acuerdo con su tradición pedagógica, con el fin de crear una escuela que asegure la catalanidad en el idioma, los contenidos y las actitudes; y que fomente los valores democráticos.

Catalunya se ha de constituir como espacio nacional de comunicaciones, que garantice el despliegue de los medios de comunicación catalanes y los derechos personales de todos los residentes en su territorio.

Catalunya ha de participar en la elaboración de un nuevo modelo comunicativo europeo, que permita la protección de las comunidades culturales más débiles y la pluralidad informativa.

Catalunya ha de fomentar la participación internacional de sus organizaciones no gubernamentales (ONG). Catalunya ha de participar directamente en el movimiento olímpico mundial y en la práctica deportiva internacional, mediante su propio comité olímpico y las correspondientes selecciones nacionales.

Catalunya se reserva el derecho soberano de ser solidaria con quien quiera. Esto quiere decir que Catalunya puede ayudar a algunos países del Tercer Mundo, y no hacerlo con Andalucía, Extremadura y Aragón (España), si así lo determina el gobierno catalán.

Catalunya ha de establecer su política inmigratoria. Ha de decidir sobre cuando hay que abrir o cerrar las puertas de la nación a la inmigración, facultad que le da la soberanía. Catalunya ha de eliminar todas las discriminaciones entre los ciudadanos y ha de promover modelos de sociedad más libres y fraternales.

Catalunya ha de establecer una política demográfica, poblacional. Si llega el caso de un crecimiento cero o en el peor de los casos, que haya más defunciones que nacimientos, sin vacilaciones, Catalunya ha de adoptar una política natalista, a fin de asegurar su continuidad física.

El pueblo catalán, sus instituciones, formaciones políticas, entidades y asociaciones de todo género, han de actuar de forma decidida, pacífica y democrática, con el fin de conseguir estos objetivos.

El pueblo catalán pide al pueblo español, al resto de pueblos europeos y de todo el mundo, a sus representantes; que reconozcan el derecho que tiene toda Catalunya a su independencia y reunificación. Pedimos que no entorpezcan su camino hacia la soberanía plena.

Pedimos a las Naciones Unidas y al resto de instituciones internacionales que reconozcan la legítima aspiración de Catalunya a formar parte, directamente, de la comunidad de las naciones, a fin de contribuir al fortalecimiento de la democracia, al establecimiento de la justicia, al despliegue de las libertades y a la consolidación de la estabilidad, la gobernabilidad y la paz.

El derecho a formar un Estado nacional propio. Una larga historia

1.- La realidad nacional catalana.

La nación catalana es formó a partir del siglo IX, a caballo del Pirineo. Inicialmente constituyó la marca o frontera entre el imperio franco y el árabe.

Ya desde su origen, Catalunya ha estado vinculada siempre a Europa. Desde si territorio inicial, el pueblo catalán avanzó frente al islam hasta llegar a Murcia y a las Islas Baleares y Pitiusas. En menos de un siglo, entre el 1148 y el 1245, Cataluña toma su configuración nacional.

El espacio nacional bajo la casa condal de Barcelona, se estructuró en tres grandes unidades internas: el Principado de Catalunya y los reinos de Valencia y Mallorca; entorno de los centros urbanos más grandes: Barcelona, Valencia, Ciudad de Mallorca y Perpiñán.

El pueblo catalán se ha constituido a lo largo de la historia, a partir de la confluencia, sobre los elementos autóctonos, de movimientos migratorios procedentes, en diversas épocas, de Occitania, Aragón, Murcia y Andalucía.

Catalunya y su conciencia nacional se basan en un proceso permanente de asimilación social, lingüística y cultural, de elementos heterogéneos dentro de una sociedad que ha demostrado una capacidad remarcable de evolución económica y de transformación social.


2.- La independencia de la nación catalana

En la memoria histórica del pueblo catalán, hay la conciencia de haber disfrutado durante 700 años de una independencia total y secular. Ya desde la Alta Edad Media, los condes de la casa de Barcelona se transforman en soberanos de hecho, por encima del conglomerado de condados catalanes y también en relación con los reyes y emperadores francos.

A partir del 1137, los condes de Barcelona son también reyes de Aragón, por unión dinástica. Y a partir de 1516 Catalunya-Aragón y Castilla tienen el mismo rey; también por una funesta unión dinástica que en realidad fue la anexión de Catalunya-Aragón por parte de Castilla. Por lo tanto, fue en 1516 que Castilla-España liquidó la independencia de Catalunya. Ya que sin un rey propio, dejó de existir el estado nacional catalán. En las monarquías absolutistas, solo la persona del rey encarnaba y representaba la independencia y soberanía de un estado.

A pesar de esta anexión, Catalunya continuó con un régimen constitucional y una autonomía importante. Conservó una administración, una jurisprudencia, una política fiscal, monetaria y económica, propias. Y en ocasiones, hasta unas relaciones internacionales propias.

Entre 1640 y 1652, Catalunya, con ayuda francesa, luchó por su independencia en la Guerra de Separación o "dels Segadors", contra España. El Tratado de los Pirineos del 1659 estableció la paz y el rey de España cedió al de Francia el norte de Catalunya, que todavía hoy está anexionado al Estado francés.

Portugal aprovechó que los españoles estaban muy ocupados en hacer la guerra contra Catalunya, para separarse de España, con la ayuda de la diplomacia inglesa.


3.- La época de sometimiento y de resistencia

A consecuencia de la guerra de Sucesión (1702-1714) se firmó el Tratado de Utrecht, por el cual la nación catalana se sometía a las leyes de España y su territorio quedó dividido con la cesión de Menorca a la corona británica.

Los intentos de España de centralizar su estado, de corte castellano, chocaron sistemáticamente con la oposición de los diversos sectores sociales y políticos del pueblo catalán. Ya en el 1769 representantes catalanes presentaron al rey español un memorial de denuncia del trato colonial que se daba a Catalunya. Se reivindicaba el idioma, la economía y la administración propias. Durante la Revolución Francesa, Robespierre en persona visitó Catalunya, a fin de ganarla para su causa. Entró en Barcelona llevando en una carpeta la "Constitución de Catalunya" ya redactada; no le hicieron caso. Napoleón Bonaparte quiso fundar un gobierno catalán títere, no independiente ni soberano, que le ayudase en su guerra contra España; fracasó.

Desde la segunda mitad del siglo XVIII, Catalunya está presente en el desarrollo industrial europeo. Esto hace incrementar todavía más las diferencias socio-económicas entre Catalunya y España.

Al final del primer tercio del siglo XIX, surge el movimiento cultural catalán, la "Renaixença". Es paralelo a los movimientos de resurgimiento nacional característicos en aquellos años en muchos sitios de Europa.

El 5 de Marzo de 1873 es proclamado el Estado Catalán, dura dos días y es aplastado por la fuerza.

Después de otros intentos de reivindicación de la soberanía nacional de Catalunya, el 1892 la asamblea de la Unión Catalanista aprueba las Bases de Manresa; un proyecto de constitución catalana.

En la I Guerra Mundial, 18.000 voluntarios catalanes (no ciudadanos franceses) lucharon al lado de Francia, muchos de los cuales murieron en el frente contra Alemania. A pesar de esto, los derechos de nuestra infortunada nación fueron pasados por alto, una vez más, por la Sociedad de Naciones. El 1914 se fundó la Mancomunidad de Catalunya. Institución administrativa que hizo una gran obra de cohesión nacional catalana, especialmente lingüística, cultural y de infraestructuras. El 1919 la Mancomunidad presentó al gobierno español un proyecto de estatuto de autonomía que la situación política y finalmente la dictadura de Primo de Rivera la frustraron.

Las elecciones municipales del 1931 fueron ganadas por las candidaturas nacionalistas catalanas y republicanas. Hicieron posible que el 14 de Abril de 1931 Francesc Macià proclamase la República Catalana, que días más tarde se transformaría en Generalidad de Catalunya, después de negociaciones con el gobierno provisional republicano español.


La Generalidad elaboró un proyecto de estatuto de autonomía (Estatuto de Nuria) aprobado en referéndum por una amplísima mayoría de catalanes. Pero los poderes del proyecto de estatuto son notablemente reducidos, recortados, durante el proceso de discusión. Por fin, lo que queda, una autonomía muy limitada, es aprobada por las cortes españolas el 1932.

En la guerra 1936-1939, 150.000 jóvenes catalanes murieron para erradicar el fascismo y asegurar la subsistencia de la democracia.

La cuestión catalana ha sido la causa principal de todo el malestar y de los disturbios políticos acaecidos en el Estado español, en los tres últimos siglos.


4.- El intento de exterminio de la Nación Catalana

El sistema democrático y republicano establecido el 1931, después de tres años de guerra, 1936-1939, queda suprimido por el general Franco, tras el triunfo de su rebelión militar. La razón más importante que Franco alegó, para justificar su rebelión, fue el sometimiento de Catalunya, Euskadi y Galicia. Es decir, obligarlas a ser españolas, contra su voluntad.

Bajo la autocracia franquista, el pueblo catalán sufre una represión feroz en todos los aspectos de la vida social y colectiva. Cuando Francia fue ocupada por los alemanes, el presidente de Catalunya, Lluís Companys i Jover, exiliado en Bretaña, es detenido por el Abwehr, el servicio de información militar alemán, a petición de Franco. Tras ser interrogado y torturado en Madrid, fue conducido a Barcelona. Companys fue sometido a un juicio-farsa y condenado a muerte por un tribunal militar español. La mayoría de dirigentes políticos, sindicales incluso intelectuales que no se exiliaron, fueron detenidos y asesinados en el tristemente célebre Camp de la Bota. Falangistas, monárquicos y guardia civiles componían los pelotones de fusilamiento.

La mayor parte de la intelectualidad catalana se ha de exiliar a México, Argentina, Estados Unidos, Venezuela, etc. España prohíbe y reprime el uso público de la lengua catalana, en Catalunya. En las universidades y centros de enseñanza pública y privada, Franco impone la españolización obligatoria, introduce la versión de la historia de España de los vencedores.

El pueblo catalán, durante 40 años de dictadura franquista, sufre la falta de libertades democráticas, elementales, y la persecución de su identidad nacional.


5.- Los últimos años

La muerte de Franco y la creciente oposición, hacen que en 1970 se habrá el camino hacia la recuperación de las libertades. Las negociaciones entre representantes catalanes y españoles, dio lugar a la Constitución española de 1978 que ha permitido las actuales autonomías de la Catalunya Central, la Catalunya del Sur (País Valenciano) y la Catalunya Insular (Islas Baleares y Pitiusas).

A pesar de tener diversas deficiencias des del punto de vista nacional, estas autonomías fueron aceptadas por la mayor parte del pueblo catalán. Pero hay que decir que esperaba una interpretación de los textos constitucionales, más a tono con los derechos de la Nación Catalana.

El 12 de diciembre de 1989 el Parlamento de la Catalunya Central aprobó, sin un solo voto en contra, que la nación catalana tiene derecho a la autodeterminación. En agosto de 1993, unos 20 nacionalistas catalanes se pudrían en las cárceles españolas, acusados de cometer actos terroristas.

El Estado español actual, bajo una apariencia democrática con que se ha dotado, es un estado policial y militar, que practica la tortura a los detenidos. Tiene en sus cárceles a presos políticos independentistas. Mientras el problema catalán no es resuelto satisfactoriamente, con la restauración de la independencia nacional, nunca habrá auténtica paz en el Estado español.

Los puntos básicos de las aspiraciones de Catalunya no cambian con la existencia en España de un régimen más o menos liberal; ni tampoco con un grado menor o mayor de persecución.

Catalunya es maltratada por España, sea cual sea su régimen político; por dictaduras civiles y militares, monarquías absolutistas y parlamentarias, por repúblicas, por regentes, por gobiernos provisionales... La muerte de Franco no significó, por si sola, la solución del problema catalán. Como tampoco lo significaría si ahora fuera derrocada la monarquía borbónica y en su lugar se instaurase una república española. Con la eliminación de Franco, se liberó Catalunya del fascismo, pero no del dominio español.

Hay gente que comete el error de creer que el problema catalán es meramente un problema interno español. Hay una tendencia a clasificar la cuestión catalana entre los problemas internos de España, es una equivocación.

El litigio hispano-catalán, como cualquier otro problema entre nación oprimida y nación opresora, siempre ha sido un pleito de naturaleza internacional. En definitiva no es un problema español, sino europeo.

Considerar la cuestión catalana entre los problemas internos del Estado español, es designar al opresor de Catalunya único juez y jurado en una causa en que el juez es parte. Ni Catalunya ni ninguna otra nación dominada, no puede esperar justicia de su propio verdugo.

Tal como la historia demuestra, ni una España liberal y democrática no es capaz de resolver el problema nacional catalán. La unidad política del Estado español, con referencia a Catalunya, es un mero accidente histórico, desgraciado, contingente; que naturalmente todavía se puede solucionar con la libertad de toda Cataluña, con un estado nacional propio. La anexión de Catalunya por parte de Castilla, en 1516, fue el resultado del expansionismo militarista castellano, que se ha perpetuado hasta nuestros días, en mala hora.

España no sólo ataca la unidad de la lengua catalana, sino que también ataca la unidad de su territorio histórico y lingüístico.

viernes, 18 de julio de 2008

Catalunya: una Nación oprimida y fragmentada, sin Estado propio

Catalunya es una nación oprimida por España. Castilla (después transformada en España) se anexionó a la nación catalana en 1479, dándole un barniz de "unión dinástica". El pueblo catalán constituye una nación estable de personas formada históricamente alrededor de cuatro caracteres principales:

  1. El milenario idioma catalán procede del latín y es la única lengua de la nación catalana.
  2. El territorio: de Salses a Guardamar y de Fraga hasta Mahón. Es decir, de la sierra de las Corberas, hasta el río Segura y del río Cinca hasta la isla de Menorca.
  3. La cultura.
  4. La historia.

Catalunya es una nación oprimida porque no puede ejercer plenamente sus derechos nacionales: derechos jurídicos, políticos, administrativos, lingüísticos, culturales, sociales y económicos. Como nación, Catalunya no es diferente de las otras naciones de su alrededor europeo, Francia, España, Italia, Alemania... La única diferencia es que estas son naciones libres, con estado nacional propio, mientras que Catalunya, desgraciadamente, no.

Los derechos nacionales de Catalunya se fundamentan en una larga historia política. La nación catalana consta de diez millones de almas; está situada al oeste del Mar Mediterráneo. Durante más de mil años se ha ido configurando con un idioma y una cultura propios; con unas raíces religiosas y una evolución social y política netamente diferenciadas, las cuales han dado aportaciones remarcables en la cultura universal.

Durante 700 años, Catalunya, la nación catalana, ha tenido su propio estado independiente y todavía, hoy en día, lo quiere restaurar bajo la forma de una república soberana. En sintonía con las aspiraciones de libertad, justicia y paz. Y de acuerdo con el emergente y general reconocimiento de los derechos de los pueblos a la libertad y a unas instituciones propias de gobierno, por medio del ejercicio del derecho a la autodeterminación.

Hoy en día, después de más de 30 años de autonomía y a pesar de la existencia de parlamentos propios, de gobiernos autónomos y de prácticas políticas democráticas, se constatan las graves limitaciones de un marco político que niega la reunificación e independencia de Catalunya.

España y Francia ponen en peligro la continuidad de nuestro idioma, de nuestra cultura y de nuestro derecho civil. mantiene un trato fiscal discriminatorio. Impide la presencia directa de Catalunya en Europa y en la arena política internacional. Hace imposible la articulación y posterior unión entre las instituciones de las cuatro regiones de la nación catalana: entre la Catalunya del Norte, la del Centro, la del Sur, la Insular y Andorra.

Actualmente, la extensión de la conciencia nacional catalana, la composición socio-política y la voluntad de restablecer el estado nacional catalán, son un poco diferentes en cada región de Catalunya. Esto condiciona el ritmo para conseguirlo.

Por lo tanto, primero afirmamos el derecho que tiene toda Catalunya a recuperar la independencia que España le usurpó. Bajo el barniz sutil de una unión dinástica, se ocultaba la anexión pura y simple de Catalunya por parte de Castilla (después transformada en España).